martes, 27 de octubre de 2009
Calle, Skateboarding, Amigos #2
Patinadores: Aponte, Kike, Josue, Ian Carlos, Kalin, Tello, Lobo, Rcky, Erick, Calito, Gaby, Popo, Tutor...
Filmacion: Kike, Huevo, Aponte
Edicion: Aponte
Musica: Reelin' and Rockin' [Live]--Chuck Berry
Si gustan verlo mas grande hagan doble click, tambien esta en HD..Saludos
lunes, 26 de octubre de 2009
sábado, 24 de octubre de 2009
jueves, 22 de octubre de 2009
miércoles, 21 de octubre de 2009
Rumble In Ramona 2008 Rehype
Rumble In Ramona 2008 asesino. Cervezas, bandas, vert, y las mujeres en vestidos se suman a una fiesta enferma.
domingo, 18 de octubre de 2009
viernes, 16 de octubre de 2009
miércoles, 14 de octubre de 2009
sábado, 10 de octubre de 2009
Crisis del Skateboarding en Cuba..
La República de Cuba es un país del Caribe, asentado en un archipiélago del mar de las Antillas, también conocido como mar Caribe. Debido al bloqueo económico los skaters cubanos sufren enormes dificultades para desarrollar su actividad favorita y disponer así de material nuevo para practicar el Skateboarding. A pesar de las injustas dificultades económicas, tal y como se ve en este film, estos skaters caribeños nos muestran una enorme pasión por el skateboarding… quizás perdido ya en el mundo occidental.
Aqui el Documental...Producer/Director/Sound: Phil Brown
Aqui el Documental...Producer/Director/Sound: Phil Brown
Cuban Skateboard Crisis from UWE Bristol Media Practice on Vimeo.
jueves, 8 de octubre de 2009
lunes, 5 de octubre de 2009
“El ejemplo de Love Park”
Love Park es en realidad un nombre popular acuñado por la comunidad skater de Filadelfia a la céntrica plaza de JFK…
Se construyó en los años 60 junto al ayuntamiento, en pleno centro de la ciudad, claro ejemplo del desarrollo de los por entonces decadentes centros urbanos norteamericanos. Proyectada originalmente en 1932 por el difunto urbanista Edmund Bacon para sus tesis doctoral (este también fue durante dos décadas el concejal de urbanismo de esta ciudad norteamericana) terminó siendo construida por el arquitecto Vincent Kling. Es parte inseparable de la historia arquitectónica “yankee” que en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial fue desarrollado ampliamente con dinero federal.
La escultura que predise la plaza, del artista Robert Indiana y titulada “Love” (ahora visible en la ciudad de Bilbao), es la causante del nombre con el cual se ha hecho mundialmente famosa desde principios de la década de los 90. Gracias a los diferentes grupos de jóvenes skaters que patinaban esta divertida plaza -empujando de esta manera su aparición en revistas y videos del sector- la JFK Plaza pasó de ser un anodino espacio urbano lleno de vagabundos y drogadictos (originalmente proyectada para que los trabajadores de oficinas cercanas comieran un “sandwich”), a un auténtico espacio donde se forjaron algunas de las leyendas del patinaje callejero de finales de siglo XX.
Para el año 2002 varias generaciones de skaters había crecido patinando este espacio urbano público, pero el Ayuntamiento prohibió el patinaje en Love Park y realizó unas obras para re-convertir esta plaza en un sitio no apto para el skate. El alcalde olvidó rapidamente el gran beneficio económico (80$ millones de dólares) que había recibido la ciudad gracias al campeonato de skate de los X-Games que organizó una cadena televisiva en el centro de Filadelfia durante los años 2001 y 2002. Este espectacular evento fue retransmitido a 150 millones de hogares y 18 paises. Además tampoco parecío conmoverle que Love Park fuese incluido como uno de los escenarios del mundialmente conocido video-juego Tony Hawk’s Pro Skater II.
En el 2004, una conocidísima marca de zapatillas ofreció al ayuntamiento la donación de 1 millón de dólares a lo largo de 10 años si volvían a permitir el patinaje en Love Park. El alcalde rechazó la oferta. Incluso hizo oidos sordos al urbanista anteriormente citado, Ed Bacon, quien declaró enfadado que era socialmente inaceptable que los concejales prohibiesen el skate en Love Park. A pesar de ello, hay gente que continuó luchando por recuperar la plaza para la práctica del skate callejero y furtivo, la cual se ha visto convertida mediante estas protestas en un ejemplo de la lucha intelectual y política de muchos skaters.Como se puede leer en el ensayo de Kevin McHugh, incluido en el libro “No Comply: skateboarding speaks on authority“, estas protestas nos previenen del actual uso corporativista del espacio público y la represión de toda actividad callejera no legislada. Además de recordarnos que bajo las teorías del economista Richard Florida este tipo de acciones censoras hacen que la “clase creativa”, esto es toda esa gente joven innovadora y con energia renovadora, se sientan desplazados… afectando así en unos flujos migratorios que les empujan a buscar nuevas ciudades en las cuales disfrutar de una libertad negada en sus casas. O como narra el profesor gallego Juan Freire en su blog: “En pocas palabras, las clases creativas son las que generan mayor crecimiento económico y buscan entornos urbanos atractivos en cuanto a su tolerancia hacia modos de vida no estandar (en cuanto a opciones familiares, sexuales, etc) y a sus posibilidades culturales y de entretenimiento”.
A raíz de la prohibición del patinaje en Love Park, el skater Josh Nims prefirió analizar la experiencia de este espacio y trasladarla a un emplazamiento donde los skaters puedan convivir con viandantes, ciclistas, y el resto de la ciudadanía que quiere disfrutar del espacio público. Así nació el proyecto de Franklin Paine Skatepark, un espacio diseñado para el skateboarding multi-generacional, emplazado junto a un museo de arte y en una zona de la ciudad en plena expansión.
Como anotaba en mi texto “¿Buscamos nuevos modelos de ciudad?“, construir un nuevo “skatepark” no es sólo cuestión de plantar un montón de pistas de cemento en algún espacio desolado de nuestra ciudad. Los skateparks son zonas reguladas por la institución, y eso hay que hacérselo entender a los patinadoros… ya que si quieren patinar calle o “street”, hay que tener claro que una “skate-plaza” no es más que una reproducción formal y estética de lo que supone patinar por la urbe de manera ilegal. Por ello, siempre he creído conveniente también que la constructora elabore un equipo de skaters que trabajen (con sus honorarios incluidos) junto a esta. La implementación de un parque de patinaje no tiene nada que ver con la construcción de unas canchas de baloncesto (por poner un ejemplo). El skateboarding es una actividad individual que contiene algunos rasgos deportivos y se puede practicar en grupo. Es también una forma de mirar la ciudad de manera creativa y acostumbrarse a mutar con el desarrollo urbano. Nuevas formas de ciudad traen nuevas aproximaciones por parte del skater y movimientos radicalmente diferentes. Y esto no debería ser nada nuevo para cualquier skater que haya crecido durante principios de la década de los 90.
Ya que en los primeros 90 el skate sufrió un enorme mestizaje, se vió inmerso en una grave crisis de su propia industria, además de adentrarse en una progresión técnica que hizo posible el skating callejero de hoy día. Fué en esta época cuando el patinaje en los nucleos urbanos ganó protagonismo, llevando a cabo de esta manera un cambio radical en el mundo del skateboarding que estaba demasiado estancado en la tradición “verticalera” de patinaje de transiciones. Practicamente todos los trucos básicos del skating de hoy día fueron inventados por adolescentes desclasados de norteamérica, que inocentemente propulsaron el movimiento hacia una aceptación mediática global.
Hay millares de lugares, mobiliario urbano, y tipologías de hacer ciudad, que han sido interpretadas por parte de la comunidad skater que han creado un lenguaje global. Las nuevas relaciones del cuerpo patinador con su espacio -y aquí me refiero más a los planteamientos del inglés Iain Borden y sus influencias del pensamiento del sociólogo marxista francés Henri Lefebvre- se han convertido en las nuevas herramientas arquitectónicas más efectivas para la crítica de la vida cotidiana. Inimaginables por ningún urbanista del siglo pasado estos juegos juveniles han cambiado el paisaje de nuestras ciudades occidentales para siempre, casi con más fuerza que las inclemencias climáticas, o la especulación urbanística. La cuestión es que ya estamos en pleno siglo XXI, y muchos de los legisladores y planificadores de nuestro entorno urbano no han conseguido disociar el skateboarding de su inherente cualidad de actividad física apta para adolescentes, y verlo así más allá de un deporte denominado como “extremo”.
“El proceso de domesticación urbanística de los escenarios de la vida pública encuentra un complemento estratégico en la generalización de discursos políticos que, para intentar exorcizar las manifestaciones de lo inorgánico y los exudados visibles de la desigualdad social, hacen elogio de los valores del civismo, una ideología que concibe la vida social como terreno de y para el consenso, en que ciudadanos libres e iguales acuerdan convivir amablemente cumpliendo un conjunto de preceptos abstractos de buena conducta”. Sociedades movedizas. Pasos hacia una antropología de las calles. Manuel Delgado, Anagrama ed. 2007.
El fallo del llamado movimiento Modernista de crear una ciudad funcional hace tiempo que desapareció para dar paso a una urbe caótica, imprevisible, fraccionada, y abierta a una total re-interpretación por parte de jóvenes adolescentes montados sobre sus patinetas en diferentes emplazamientos del mundo. El patinaje, igual que otras actividades callejeras improvisadas -y sin fines comerciales- tales como: las manifestaciones, el graffiti, el “parkour“, el “botellón” o la música de artistas callejeros… se ha convertido en actividades que ayudan a generar ciudad, y como no, ciudadanía. A pesar de que pueden parecer escandalosas, ruidosas, molestas o políticamente incorrectas por un amplio sector de la población, nos demuestran el potencial creativo inherente en la juventud. Y esa juventud es muy lucrativa para muchas de las industrias y negocios del mundo adulto, háganme caso!!! Porque no engaño a nadie al decir que el negocio del skateboarding movió 1.4 billones de dólares en los EEUU en el año 2001, o que hay multimillonarias compañías textiles dedicadas a la moda juvenil (también llamada “street-wear”) que incorporan la grafica del arte callejero ilegal en colecciones de distribución global… Y a pesar de que consumir bebidas alcohólicas en la calle es ilegal, sin mencionar la espectacular y vergonzosa representación mediática del tema, nadie subraya que la venta del alcohol supone el 0,5% del P.i.B. en el Estado español. Ahora va a ser que los alcohólicos sólo son permitidos en establecimientos privados y de puerta para adentro.
Será por esto, y mucho más, que el excelentísimo Gobierno ejerce una dictatorial censura sobre las “contraculturas urbanas contemporáneas” (al mismo nivel prohibicionista que la ley cívica de la Ciudad de Panama), para más tarde permitir a multinacionales cerveceras convertir “su” ciudad en un escenario multicolor de represivo carácter cultural y corporativista. Las libertades de la ciudadanía donostiarra están desde hace años alquiladas a la mejor oferta publicitaria.
Quizás este texto sirva para que esas empresas locales dedicadas a la construcción de parques -cuya aproximación a la arquitectura se parece más a la de un conocido video-juego que a la experiencia real adquirida sobre el terreno- más en la relación entre skate y urbanismo. Muestra de este desconocimiento podemos encontrarlo en el recién inaugurado “Mini ramp” en via argentina.
Pero la verdad es que más gratificante será que tras leer este texto el/la lectór(a) salga a la calle a ejercer su derecho a hacer un uso libre del espacio urbano, con plena convicción de sus libertades (las cuales evidentemente pasan primero por el abstracto concepto del respeto a las demás personas). Montones de inesperadas sorpresas están todavía por descubrir ahí fuera… y la visión de skater nos ha enseñado de que las posibilidades son infinitas.
* En este documental de 38 minutos de la extingida, pero imprescindible, “On video magazine” podemos acercarnos a la historia de Love Park de mano de algunos de los mejores skaters profesionales norteamericanos: Josh Kalis, Ricky Oyola, Bam Margera, Stevie Williams, Tim O’Connor, Kerry Getz… y el placer de poder escuchar al difunto urbanista Ed Bacon en persona!
Se construyó en los años 60 junto al ayuntamiento, en pleno centro de la ciudad, claro ejemplo del desarrollo de los por entonces decadentes centros urbanos norteamericanos. Proyectada originalmente en 1932 por el difunto urbanista Edmund Bacon para sus tesis doctoral (este también fue durante dos décadas el concejal de urbanismo de esta ciudad norteamericana) terminó siendo construida por el arquitecto Vincent Kling. Es parte inseparable de la historia arquitectónica “yankee” que en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial fue desarrollado ampliamente con dinero federal.
La escultura que predise la plaza, del artista Robert Indiana y titulada “Love” (ahora visible en la ciudad de Bilbao), es la causante del nombre con el cual se ha hecho mundialmente famosa desde principios de la década de los 90. Gracias a los diferentes grupos de jóvenes skaters que patinaban esta divertida plaza -empujando de esta manera su aparición en revistas y videos del sector- la JFK Plaza pasó de ser un anodino espacio urbano lleno de vagabundos y drogadictos (originalmente proyectada para que los trabajadores de oficinas cercanas comieran un “sandwich”), a un auténtico espacio donde se forjaron algunas de las leyendas del patinaje callejero de finales de siglo XX.
Para el año 2002 varias generaciones de skaters había crecido patinando este espacio urbano público, pero el Ayuntamiento prohibió el patinaje en Love Park y realizó unas obras para re-convertir esta plaza en un sitio no apto para el skate. El alcalde olvidó rapidamente el gran beneficio económico (80$ millones de dólares) que había recibido la ciudad gracias al campeonato de skate de los X-Games que organizó una cadena televisiva en el centro de Filadelfia durante los años 2001 y 2002. Este espectacular evento fue retransmitido a 150 millones de hogares y 18 paises. Además tampoco parecío conmoverle que Love Park fuese incluido como uno de los escenarios del mundialmente conocido video-juego Tony Hawk’s Pro Skater II.
En el 2004, una conocidísima marca de zapatillas ofreció al ayuntamiento la donación de 1 millón de dólares a lo largo de 10 años si volvían a permitir el patinaje en Love Park. El alcalde rechazó la oferta. Incluso hizo oidos sordos al urbanista anteriormente citado, Ed Bacon, quien declaró enfadado que era socialmente inaceptable que los concejales prohibiesen el skate en Love Park. A pesar de ello, hay gente que continuó luchando por recuperar la plaza para la práctica del skate callejero y furtivo, la cual se ha visto convertida mediante estas protestas en un ejemplo de la lucha intelectual y política de muchos skaters.Como se puede leer en el ensayo de Kevin McHugh, incluido en el libro “No Comply: skateboarding speaks on authority“, estas protestas nos previenen del actual uso corporativista del espacio público y la represión de toda actividad callejera no legislada. Además de recordarnos que bajo las teorías del economista Richard Florida este tipo de acciones censoras hacen que la “clase creativa”, esto es toda esa gente joven innovadora y con energia renovadora, se sientan desplazados… afectando así en unos flujos migratorios que les empujan a buscar nuevas ciudades en las cuales disfrutar de una libertad negada en sus casas. O como narra el profesor gallego Juan Freire en su blog: “En pocas palabras, las clases creativas son las que generan mayor crecimiento económico y buscan entornos urbanos atractivos en cuanto a su tolerancia hacia modos de vida no estandar (en cuanto a opciones familiares, sexuales, etc) y a sus posibilidades culturales y de entretenimiento”.
A raíz de la prohibición del patinaje en Love Park, el skater Josh Nims prefirió analizar la experiencia de este espacio y trasladarla a un emplazamiento donde los skaters puedan convivir con viandantes, ciclistas, y el resto de la ciudadanía que quiere disfrutar del espacio público. Así nació el proyecto de Franklin Paine Skatepark, un espacio diseñado para el skateboarding multi-generacional, emplazado junto a un museo de arte y en una zona de la ciudad en plena expansión.
Como anotaba en mi texto “¿Buscamos nuevos modelos de ciudad?“, construir un nuevo “skatepark” no es sólo cuestión de plantar un montón de pistas de cemento en algún espacio desolado de nuestra ciudad. Los skateparks son zonas reguladas por la institución, y eso hay que hacérselo entender a los patinadoros… ya que si quieren patinar calle o “street”, hay que tener claro que una “skate-plaza” no es más que una reproducción formal y estética de lo que supone patinar por la urbe de manera ilegal. Por ello, siempre he creído conveniente también que la constructora elabore un equipo de skaters que trabajen (con sus honorarios incluidos) junto a esta. La implementación de un parque de patinaje no tiene nada que ver con la construcción de unas canchas de baloncesto (por poner un ejemplo). El skateboarding es una actividad individual que contiene algunos rasgos deportivos y se puede practicar en grupo. Es también una forma de mirar la ciudad de manera creativa y acostumbrarse a mutar con el desarrollo urbano. Nuevas formas de ciudad traen nuevas aproximaciones por parte del skater y movimientos radicalmente diferentes. Y esto no debería ser nada nuevo para cualquier skater que haya crecido durante principios de la década de los 90.
Ya que en los primeros 90 el skate sufrió un enorme mestizaje, se vió inmerso en una grave crisis de su propia industria, además de adentrarse en una progresión técnica que hizo posible el skating callejero de hoy día. Fué en esta época cuando el patinaje en los nucleos urbanos ganó protagonismo, llevando a cabo de esta manera un cambio radical en el mundo del skateboarding que estaba demasiado estancado en la tradición “verticalera” de patinaje de transiciones. Practicamente todos los trucos básicos del skating de hoy día fueron inventados por adolescentes desclasados de norteamérica, que inocentemente propulsaron el movimiento hacia una aceptación mediática global.
Hay millares de lugares, mobiliario urbano, y tipologías de hacer ciudad, que han sido interpretadas por parte de la comunidad skater que han creado un lenguaje global. Las nuevas relaciones del cuerpo patinador con su espacio -y aquí me refiero más a los planteamientos del inglés Iain Borden y sus influencias del pensamiento del sociólogo marxista francés Henri Lefebvre- se han convertido en las nuevas herramientas arquitectónicas más efectivas para la crítica de la vida cotidiana. Inimaginables por ningún urbanista del siglo pasado estos juegos juveniles han cambiado el paisaje de nuestras ciudades occidentales para siempre, casi con más fuerza que las inclemencias climáticas, o la especulación urbanística. La cuestión es que ya estamos en pleno siglo XXI, y muchos de los legisladores y planificadores de nuestro entorno urbano no han conseguido disociar el skateboarding de su inherente cualidad de actividad física apta para adolescentes, y verlo así más allá de un deporte denominado como “extremo”.
“El proceso de domesticación urbanística de los escenarios de la vida pública encuentra un complemento estratégico en la generalización de discursos políticos que, para intentar exorcizar las manifestaciones de lo inorgánico y los exudados visibles de la desigualdad social, hacen elogio de los valores del civismo, una ideología que concibe la vida social como terreno de y para el consenso, en que ciudadanos libres e iguales acuerdan convivir amablemente cumpliendo un conjunto de preceptos abstractos de buena conducta”. Sociedades movedizas. Pasos hacia una antropología de las calles. Manuel Delgado, Anagrama ed. 2007.
El fallo del llamado movimiento Modernista de crear una ciudad funcional hace tiempo que desapareció para dar paso a una urbe caótica, imprevisible, fraccionada, y abierta a una total re-interpretación por parte de jóvenes adolescentes montados sobre sus patinetas en diferentes emplazamientos del mundo. El patinaje, igual que otras actividades callejeras improvisadas -y sin fines comerciales- tales como: las manifestaciones, el graffiti, el “parkour“, el “botellón” o la música de artistas callejeros… se ha convertido en actividades que ayudan a generar ciudad, y como no, ciudadanía. A pesar de que pueden parecer escandalosas, ruidosas, molestas o políticamente incorrectas por un amplio sector de la población, nos demuestran el potencial creativo inherente en la juventud. Y esa juventud es muy lucrativa para muchas de las industrias y negocios del mundo adulto, háganme caso!!! Porque no engaño a nadie al decir que el negocio del skateboarding movió 1.4 billones de dólares en los EEUU en el año 2001, o que hay multimillonarias compañías textiles dedicadas a la moda juvenil (también llamada “street-wear”) que incorporan la grafica del arte callejero ilegal en colecciones de distribución global… Y a pesar de que consumir bebidas alcohólicas en la calle es ilegal, sin mencionar la espectacular y vergonzosa representación mediática del tema, nadie subraya que la venta del alcohol supone el 0,5% del P.i.B. en el Estado español. Ahora va a ser que los alcohólicos sólo son permitidos en establecimientos privados y de puerta para adentro.
Será por esto, y mucho más, que el excelentísimo Gobierno ejerce una dictatorial censura sobre las “contraculturas urbanas contemporáneas” (al mismo nivel prohibicionista que la ley cívica de la Ciudad de Panama), para más tarde permitir a multinacionales cerveceras convertir “su” ciudad en un escenario multicolor de represivo carácter cultural y corporativista. Las libertades de la ciudadanía donostiarra están desde hace años alquiladas a la mejor oferta publicitaria.
Quizás este texto sirva para que esas empresas locales dedicadas a la construcción de parques -cuya aproximación a la arquitectura se parece más a la de un conocido video-juego que a la experiencia real adquirida sobre el terreno- más en la relación entre skate y urbanismo. Muestra de este desconocimiento podemos encontrarlo en el recién inaugurado “Mini ramp” en via argentina.
Pero la verdad es que más gratificante será que tras leer este texto el/la lectór(a) salga a la calle a ejercer su derecho a hacer un uso libre del espacio urbano, con plena convicción de sus libertades (las cuales evidentemente pasan primero por el abstracto concepto del respeto a las demás personas). Montones de inesperadas sorpresas están todavía por descubrir ahí fuera… y la visión de skater nos ha enseñado de que las posibilidades son infinitas.
Love Park A Skateboarding lamdmark from Luis Aponte on Vimeo.
* En este documental de 38 minutos de la extingida, pero imprescindible, “On video magazine” podemos acercarnos a la historia de Love Park de mano de algunos de los mejores skaters profesionales norteamericanos: Josh Kalis, Ricky Oyola, Bam Margera, Stevie Williams, Tim O’Connor, Kerry Getz… y el placer de poder escuchar al difunto urbanista Ed Bacon en persona!
sábado, 3 de octubre de 2009
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